Los seguidores de estos líderes, tanto en la ficción como en la realidad, justifican sus errores, incluso cuando afectan gravemente al país, como en la guerra interna que atraviesa Ecuador.
Guido Calderón
El camino del héroe es un concepto que funciona muy bien en películas donde el protagonista es un don nadie que, empujado por los hechos, en su mayoría violentos, va asumiendo su rol protagónico y se convierte en un héroe, normalmente respaldado por profecías sagradas que indican, cuáles serán las señales que harán saber a la oprimida población, quién y cómo es el elegido.
En la última versión de “Dune” la atracción de la historia están en que el supuesto héroe, se niega a asumir ese rol y acusa a la secta religiosa de su madre, el haber diseminado con siglos de anticipación, la leyenda del supuesto elegido, entre el populacho pobre e ignorante. Esa escena me recuerda cuando hace décadas en mi universidad, contaban gestas gloriosas del socialismo en China y en Cuba y de lo maravilloso que será en Ecuador, cuando está mágica ideología que elimina las desigualdades y privilegios, llegué a gobernar el Ecuador, como en efecto pasó y ahora estamos en una guerra interna.
En la película, finalmente el protagonista asume su liderazgo, pero a diferencia de otras historias donde el héroe lucha por la paz y la convivencia, este convoca a una guerra santa y manda a asesinar a todos quienes no están de acuerdo con su mandato sin importarle que se destruyan civilizaciones enteras. Lo que también me recuerda a los miles de personas que fueron perseguidas por la santa inquisición del socialismo del siglo XXI y las semillas de guerra que esparcieron en todo el territorio.
En la película, obviamente sus seguidores toman a bien todos los despropósitos del héroe y no aceptan nada de quienes duden de su profética personalidad. Muy parecido a los revolucionarios que no admiten que su mesiánico líder, haya cometido error alguno y toleran mensajes públicos de barcos de guerra bloqueando el Golfo de Guayaquil o de bombas e incendios en edificios y hoteles, sin importar que eso signifique una demolición del turismo de Ecuador que motivó a emitir comunicados sobre la supuesta “seguridad” de nuestra planta hotelera.
La siguiente parte de “Dune” está en filmación y como es de prever, la violencia viene a gran escala y el héroe se convertirá en un personaje más oscuro y sin remordimientos. Algún parecido con algún político exiliado, es mera coincidencia. Claro que, de volver su secta al poder, las consecuencias para el Ecuador serán catastróficas y el único lenguaje que prevalecerá será el de las armas, que ya hay demasiadas en manos de criminales que han encontrado los mecanismos para filtrarse en el sector público a través del financiamiento de los partidos y movimientos políticos; o coimando a funcionarios que pagan por los puestos donde circulan contratos, se evaden fiscalizaciones o los contralores desvanecen glosas por miles de millones.
Este contenido ha sido publicado originalmente por EL COMERCIO.