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viernes, marzo 29, 2024

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La Cultura y el Turismo

Por: Guido Calderón

Ecuador – Baños de Agua Santa, marzo 2020.

El Ministerio de Cultura nació de un parto forzado acunado con los alaridos socialistas, para opacar la intensa labor que hacían las Casas de la Cultura del país, unas más otras menos, gracias a su autonomía y fondos estatales, tenían un intenso trabajo de creación que empezaba a fusionarse con la propuesta turística local, que iba más allá de las fiestas populares y ya el sector turístico adornaba sus hoteles con los coloridos trajes de los danzantes y las melodías de los juglares.
Esa incómoda independencia de pensamiento de los creadores artístico culturales, no encajó en el estado totalitario y creó otro elefante verdeflex, bajo la figura de ministerio, con desertores que se propusieron como primera tarea, desaparecer el trabajo cultural autónomo, asfixiar económicamente a la CCE y desvanecerla al “democratizar” su ingreso permitiendo que cualquier malabarista tenga voz y voto; a la misma altura de los grandes poetas, escritores y artistas ecuatorianos de fructífera trayectoria y sustancial aporte a la identidad nacional. Se musicalizó la propaganda y poetizó la comunicación, hasta convetirlas en un mecanismo permanente de adoctrinamiento masivo al estilo chavista.
La cultura se politizó, se creó los instrumentos visuales y literarios para estigmatizar a la derecha, a los ricos; y a todo aquel que no alababa al gobierno, se divorció del turismo y muchos músicos, mimos, zanqueros, muralistas, dejaron de ser creadores populares con calidad de exportación, para convertirse en costosas teatralizaciones de las bondades del oficialismo, a cuyo líder convencieron que el “proceso” empezaba con “culturizar” a la población a través de la música, la danza y más artes, al servicio del radicalismo.
Pocos núcleos resistieron la inanición financiera y el condicionamiento ideológico, los que se alinearon; transformaron la música en loas al líder, los pintores nos inundaron de collages con los rostros de Alfaro “Delgado”, buscando emparentarlo con el viejo luchador y endosarle sus victorias; los gestores culturales se transformaron en escurridizos doctrineros que entraron a los barrios marginales y comunidades con el camuflaje del arte.
Hoy tenemos núcleos que aún son sedes del totalitarismo, siguen lavando cerebros y trabajan por el retorno. Varios recuperaron su razón de ser, que es recuperar y potenciar las expresiones y creaciones culturales populares, pero nadan en deudas económicas y morales.
El turismo en Ecuador no tiene aún el suficiente y rico aporte cultural de las diferentes regiones, como parte fundamental de nuestra propuesta turística. Unos pocos casos son exitosos porque fueron privatizados y se inmunizaron del consumismo ideológico. Actualmente hay una relación tibia, con la desconfianza que sembró la lucha de clases: artistas defensores de los pobres y hoteleros fichados como pelucones. El actual Ministerio de Cultura, sigue igual de útil que el anterior.

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