- El bailaor y coreógrafo gaditano estrenó su 15º montaje propio Reflexión sobre el sentido de la vida, a caballo entre el sueño y la vigilia Seis cantaoras dieron voz a Las Cobijadas, con Pino Losada al toque.
Un Teatro Villamarta abarrotado ovacionó a rabiar el domingo el estreno nacional de ‘El manto y su ojo’, 15º montaje propio de Eduardo Guerrero, una cita revolucionaria e inolvidable del 29 Festival de Jerez. El bailaor y coreógrafo gaditano fue profeta en su tierra y agotó las 1.200 localidades en su tercer estreno absoluto dentro de un certamen con el que mantiene un intenso idilio. También en el Villamarta, en 2021 estrenó con gran éxito ‘Debajo de los pies’ y repitió en 2023 con ‘Bailar no es solo bailar’. Ya en la edición de 2018 había presentado ‘Faro’ en la Bodega González Byass, y en 2017 ganó el Premio del Público del festival con ‘Guerrero’, en el Villamarta.
La coreografía y baile de Eduardo Guerrero se acompañó de Pino Losada a la guitarra y seis cantaoras que dieron voz a Las cobijadas, las mujeres de Vejer de la Frontera que hasta 1936 usaban el manto con el ojo izquierdo sin tapar “para ocultar su identidad y gozar de su libertad contra los imperativos de la época”, apuntaba el bailaor: Anabel Ribera, Felipa del Moreno, Julia Acosta, Pilar Sierra, Rosario Heredia y Samara Montañez. Luis de Perikín y Pino Losada firman la música original, con espacio sonoro de Bruno Gonzáles. La dirección corrió a cargo de Rolando San Martín, con diseño de luces de Rafael Gómez y vestuario de Paloma de Alba & CRIN Escénica.
Eduardo Guerrero sorprendió al público jerezano con una propuesta innovadora, audaz y provocadora, a caballo entre el sueño y la vigilia, que reflexiona sobre el (sin)sentido de la vida y su misterio. Así define “el nacimiento” que sirve de punto de partida: “Soñé que la noche había dejado de existir. Un espacio blanco, sobrexpuesto, sin aristas, liso como una pantalla que refleja imágenes sin sombras, se colaba bajo el manto que una vez cobijó la intimidad de mi infancia”. El manto de las cobijadas es entonces el ojo del propio Eduardo Guerrero, envuelto entre las sombras de la ensoñación de un bailaor a punto de dormirse sobre el escenario. ‘El manto y su ojo’ no solo traspasa los límites del flamenco, a uno y otro lado de la frontera del baile dentro del baile, también del teatro dentro del teatro… El genio de Gadir nos invita a soñar con él hasta que despertamos en esta supuesta realidad y le vemos hacerse un selfie o bajar al patio de butacas.

‘El manto y su ojo’ de Eduardo Guerrero ha dejado de todo menos indiferencia en el 29 Festival de Jerez. Así, mientras un sector de la crítica mostraba su sorpresa ante un planteamiento tan arriesgado, otros se han desecho en elogios hacia “su razón poética” y “riqueza técnica, expresiva y escénica”, apuntando un nuevo hito en el “Planeta Guerrero”, artista detonador de un flamenco tan ingobernable como su propio espíritu.
Mientras ‘El manto y su ojo’ prepara su gira nacional e internacional para 2026, este año depara otras muchas novedades para Eduardo Guerrero. Entre ellas, su regreso al Teatro La Maestranza de Sevilla, el 19 octubre con ‘Debajo de los pies’. Antes, el 20 de junio visita el Milano Flamenco Festival de Milán y del 17 al 18 de julio vuelve al ciclo Flamenco Real del Teatro Real.
Cursos hasta el 8 de marzo
Eduardo Guerrero es además una de las estrellas invitadas a los prestigiosos cursos que convierten al Festival de Jerez “en uno de los mejores del mundo, donde aficionados y profesionales conviven con los artistas”. “Sembrar en las nuevas generaciones es vital para el futuro de nuestro arte Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”, apunta el gaditano. Las inscripciones se han agotado para sus clases de técnica y estilo del baile por alegrías, que imparte cada mediodía hasta el 8 de marzo en el Villamarta. La presencia de toda una referencia nacional e internacional del flamenco de vanguardia congrega así a estudiantes avanzados llegados del resto de España y otros países.
Un año dorado
2024 ha sido un año cargado de éxitos en la trayectoria de Eduardo Guerrero. Tras recibir el Premio Cultura a la Danza de la Comunidad de Madrid de manos de su presidenta Isabel Díaz Ayuso, en octubre inauguró la séptima edición del ciclo Flamenco Real del Teatro Real con su espectáculo ‘Códigos’. “Muestro la intangibilidad de la danza, la irrealidad de un arte que conecta con el misticismo”, señalaba sobre una propuesta donde desnudaba su propio código flamenco para desvelarnos “un mundo irracional de significados ambiguos”. Eduardo Guerrero volvía a “traspasar límites y romper moldes”, valores que destacó la presidenta regional.
Nada más recibir el Premio Cultura retomaba sus ensayos con el Ballet Nacional de Canadá en Toronto, donde llevó su montaje ‘Sombra efímera’ al impresionante Museo Aga Khan. Esta es una de las piezas más complejas y arriesgadas de su carrera, al desarrollarse dentro una burbuja, “una arquitectura efímera, en contraposición al espacio estable de un teatro”.
Entre Gadir y Madrid
Eduardo Guerrero mantuvo su romance con Madrid en una cita emblemática: 10.000 personas llenaron la Plaza Mayor para verle bailar en la II Gala de las Estrellas del Flamenco, organizada por Corral de la Morería como clausura de la Semana de la Hispanidad. En agosto había llenado el EDP Gran Vía con su espectáculo ‘Jondo’, como coreógrafo y bailarín principal, inspirado en los poemas de amor y desamor de Lorca.
El 14 y 15 de octubre regresó a Cádiz con ‘Sombra efímera’, estreno del 39 Festival Iberoamericano de Teatro (FIT). Allí en su ciudad natal también colaboró con La Fura del Baus en ‘Gadir, el resurgir de los fenicios’, el montaje de la compañía catalana que recreó el desembarco fenicio en la costa gaditana y congregó a miles de personas la noche del 21 de septiembre en La Caleta.