Por Guido Calderon
En la costa sur de Portugal, bañada por el Océano Atlántico, se encuentra Albufeira, una joya en el corazón del Algarve, la provincia más turística de Portugal.
Esta encantadora tierra ha experimentado una transformación impresionante a lo largo de las últimas décadas, pasando de un tranquilo pueblo de pescadores a un bullicioso centro vacacional, muy preferido por los Europeos.
Con sus playas doradas, su casco antiguo pintoresco y su vibrante vida nocturna, Albufeira se ha convertido en un destino favorito para viajeros que buscan diversión, gastronomía, cultura y la seguridad, limpieza y calma que se ha perdido en Latinoamérica. Sin contar con la gente de la calle que te exige colaboraciones casi obligatorias, lo que aumenta el ambiente de peligrosidad que ya existe y que los gobiernos no quieren combatir, salvo Bukele en El Salvador.
El nombre “Albufeira” tiene raíces árabes y su legado se puede apreciar en el casco antiguo de la ciudad. Las calles estrechas y empedradas, los edificios blancos y las influencias arquitectónicas árabes crean un ambiente encantador.
La principal atracción de Albufeira es, sin duda, sus playas. La Praia da Oura, la Praia da Falésia, y la Praia dos Pescadores son solo algunas de las opciones. La arena dorada y las aguas cristalinas son perfectas para tomar el sol, nadar y disfrutar de deportes acuáticos. El clima cálido durante la mayor parte del año hace que estas playas sean perfectas para cualquier temporada, incluso en otoño, que es justo ahora que tengo el privilegio de conocer estás hermosas tierras.
Albufeira es famosa por su animada vida nocturna. La “Strip,” una calle repleta de bares, discotecas y restaurantes, es el epicentro de la acción. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de música en vivo, espectáculos y una amplia variedad de bebidas. El casco antiguo también ofrece opciones más tranquilas para aquellos que buscan un ambiente más relajado. Y si bien puede estar abarrotado a ciertas horas, no existen carteristas como en Madrid o Barcelona. Tampoco migrantes agresivos como en París ni pandillas de motociclistas sudaméricanos como en New York.
La gastronomía portuguesa es un festín para los sentidos, y Albufeira no es una excepción. Los restaurantes locales sirven delicias como el “Bacalhau à Brás” (bacalao dorado), “Cataplana” (un guiso de mariscos) y “Pastéis de Nata” (pasteles de crema). Se acompaña la comida con vinos locales, como el famoso Porto, para una experiencia culinaria completa. La Comida no es barata, pero tampoco los precios son exorbitantes.
Para aquellos que deseen explorar más allá de la playa, Albufeira ofrece una variedad de actividades al aire libre. Puedes practicar caminatas en los senderos naturales cercanos, jugar al golf en campos de clase mundial, embarcarte en un emocionante crucero por sus diferentes playas llenas de cuevas secretas y misteriosas. Ciclear aquí es muy seguro, todos respetan la velocidad establecida y frenan frente a la línea cebra de los transeuntes.
El turismo marino internacional es fuerte y de élite. Una de sus marinas tiene docenas de yates de lujo que indican el perfil de alto consumo de sus propietarios, lo que se refleja en los precios de los restaurantes cercanos.
Albufeira es el lugar perfecto para disfrutar de eventos culturales y festivales. El Carnaval, la Fiesta de San Juan y el Halloween que yo lo viví, más las festividades de Año Nuevo, son momentos ideales para sumergirse en la cultura y la alegría locales. El amontonamiento no implica carteristas ni descuideros, al contrario, si te olvidas de tu celular hacen todo por devolvertelo.
Alrededor de Albufeira hay muchos Municipios dónde la actividad inmobiliaria es incesante. Gente de todos los países ricos, quieren tener aquí su casa y ofertas abundan a altos precios dada la alta demanda, lo cual ha repercutido en precios muy elevados para el alquiler de larga estadía, es decir, para los trabajadores que aquí viven.
Albufeira, con su mezcla de historia, cultura, playas impresionantes y vida nocturna animada, tiene atracciones para todos los gustos. Ya sea que busques relajarte bajo el sol, explorar la historia y la cultura locales o sumergirte en la vida nocturna, este destino en el Algarve portugués te encantará.
Descubrir Albufeira ha sido para mí, un viaje inolvidable con sus atardeceres tatuados en mi corazón. Gracias Portugal.