(EE.UU).- Algunas de las aerolíneas más grandes del mundo rechazaron transportar cargamentos de baterías recargables, ante las crecientes pruebas de su potencial para causar catastróficos incendios en vuelo.
United Airlines se convirtió el lunes en la segunda gran operadora estadounidense en anunciar que ya no aceptará cargamentos de baterías recargables, conocidas como baterías de ion litio, que es utilizan en dispositivos desde celulares a ordenadores portátiles o herramientas de construcción.
Discretamente, Delta Air Lines dejó de aceptar estos pedidos el 1 de febrero. También Air France rechazó grandes envíos de baterías, según varias fuentes del sector. Representantes de la aerolínea no respondieron en un primer momento a una consulta de Associated Press.
Una tercera gran firma estadounidense, American Airlines, dejó de aceptar algunas clases de envío e 23 de febrero. Sin embargo, la empresa sigue aceptan paquetes pequeños de baterías agrupadas en un único contenedor. Esos envíos son en realidad un riesgo de seguridad mayor porque a menudo suponen agrupar decenas de miles de baterías en un contenedor.
Las tres aerolíneas dijeron que seguirán aceptan envíos de mercancías de artículos que contengan baterías o que incluyan baterías en el mismo paquete. Colocar las baterías dentro de dispositivos como portátiles o en el mismo envoltorio que las herramientas crea una separación adicional y se cree que aumenta la protección, aunque los expertos en seguridad dicen que esa teoría no se ha comprobado por completo.
Las pruebas realizadas el año pasado por Administración Federal de Aviación (FAA) estadounidense indican que cuando una batería se sobrecalienta puede provocar un cortocircuito en otras unidades cercanas que se sobrecalientan, iniciando una reacción en cadena. Al extenderse el sobrecalentamiento, las baterías emiten gases explosivos que se acumulan en el contenedor de mercancías. Varias pruebas supusieron fuertes explosiones que destrozaron las puertas de los contenedores, seguidas de agresivos incendios.
Según fuentes familiarizadas con las pruebas más reciente realizadas el mes pasado en el centro técnico de la FAA en Atlantic City, Nueva Jersey, en ocasiones los incendios alcanzaron los 1.100 grados Fahrenheit (593 grados centígrados). Las fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar públicamente.
“Todo lo que descubrimos lo hace verse peor y peor”, dijo una fuente. “Hemos tenido suerte hasta ahora, pero en algún momento eso se va a acabar y va a ser muy difícil (explicarlo) porque todo el mundo sabe” lo peligrosos que son estos envíos.
Un avión de pasajeros podría soportar el incendio generado por un pequeño número de baterías de ion litio, pero un incendio con una gran cantidad de baterías podría destruir el avión, según una presentación de diapositivas del ingeniero de Airbus Paul Rohrbach. La presentación mostraba la posición del sector, reflejando la postura de otros fabricantes además de Airbus, indicó la compañía.
Las autoridades en Estados Unidos y otros países han sido lentas para introducir restricciones de seguridad que puedan afectar a las poderosas industrias que dependen de las baterías. En 2013 se fabricaron unos 4.800 millones de células de ion litio, y se espera que la producción alcance los 8.000 millones anuales para 2025. Una batería contiene dos o más células.
Las pruebas han hecho recelar a las aerolíneas. Las normas internacionales de seguridad permiten estos envíos, que además resultan rentables. Por ahora no se han producido incendios en aviones de pasajeros atribuidos a mercancías de esta clase. Pero conforme algunas empresas los rechazan, se suma la presión sobre sus rivales para hacer lo mismo o parecer indiferentes a los riesgos de seguridad.
Por su parte, las aerolíneas de mercancías siguen transportando baterías a pesar de que se cree que causaron o contribuyeron a incendios que destruyeron dos Boeing 747 de mercancías en los últimos años, matando a sus pilotos. Los pilotos de una tercera nave lograron escapar tras aterrizar en Filadelfia, pero el avión también quedó destruido.
Los reguladores estadounidenses tienen las manos atadas por una ley aprobada en 2012 contra el cabildeo. La norma prohíbe introducir normas sobre los envíos de baterías más estrictas que las aprobadas por la Organización Internacional de la Aviación Civil, una agencia de la ONU, a menos que una agencia investigadora internacional demuestre que las baterías provocaron un incendio que destruyó una nave. Eso resulta difícil, dado que en los tres casos registrados en los que se sospecha de las baterías, los aviones quedaron demasiado dañados para determinar la fuente de las llamas.
UPS completó recientemente una serie de pruebas sobre un contenedor de mercancías modificado para permitir que los gases escaparan y al mismo tiempo contener un incendio. La empresa dijo estar animada por los resultados, señaló el portavoz de la empresa Mike Mangeot. (elnuevoherald.com)