La inseguridad y falta de infraestructura limitan el turismo en Ecuador, exigiendo reformas urgentes.
Guido Calderón
El turismo, frecuentemente mencionado como prioritario por los políticos, enfrenta desafíos estructurales y coyunturales que han minado su desarrollo sostenible en Ecuador durante 2024.
La inseguridad ha sido un factor determinante en la percepción internacional de Ecuador como destino turístico. El aumento de crímenes violentos, incluyendo incidentes en lugares antes considerados seguros, como centros comerciales, ha erosionado la confianza de turistas y residentes. Este fenómeno se ve amplificado por la cobertura mediática internacional, que prioriza noticias sobre violencia extrema en el “nuevo narcoestado”, como nos tilda “The Economist” de Inglaterra.
Un experto internacional destacó que “no hay sujeto más sensible a la percepción de seguridad que el turista”. En este contexto, Ecuador enfrenta un reto doble: no solo debe abordar los problemas de violencia, sino también implementar estrategias efectivas de manejo de crisis para mitigar los impactos negativos en su imagen.
En el ámbito sudamericano, Ecuador está perdiendo competitividad frente a sus vecinos.
Perú: La consolidación de Lima como un hub aeroportuario clave y su infraestructura turística bien desarrollada le han permitido mantener un crecimiento constante en llegadas internacionales. La ciudad-aeropuerto de El Callao, a estrenarse el próximo año, pondrá a Perú en las nubes. En Colombia, Iniciativas como la producción de la serie de Netflix sobre “Cien Años de Soledad”, refuerzan su atractivo internacional.
Ecuador, en contraste, enfrenta desafíos como altos costos, percepción de inestabilidad e inseguridad, apagones, lo que nos coloca en una posición de desventaja competitiva, a lo que ahora se suma malas carreteras y pésimos servicios básicos, que afectan la experiencia del visitante.
El manejo inadecuado de residuos en zonas urbanas y rurales proyecta una imagen poco favorable de sostenibilidad, un aspecto cada vez más valorado por los turistas internacionales.
En lugar de enfocar los recursos en la mejora de infraestructura y promoción, algunos gobiernos locales han priorizado la organización de eventos de bajo impacto turístico y alto contenido festivo que no contribuyen a atraer visitantes nacionales y menos internacionales.
El 2024 será recordado como un año crítico para el turismo en Ecuador. Sin embargo, la crisis actual también ofrece una oportunidad para implementar reformas estructurales que requieren un liderazgo político aun ausente y una colaboración entre sectores público y privado que no termina de cuajar.
Este contenido ha sido publicado originalmente por EL COMERCIO.