lunes, febrero 17, 2025
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Turismo alimentario

Guido Calderón

En septiembre los precios de los alimentos en Ecuador costaban el doble que en Portugal y estos días llegó una amiga que, una vez que visitó los supermercados en Oporto, calculó que los alimentos en Quito estaban 3 veces más caros que en Portugal, donde las cadenas de supermercados compiten por ofertar alimentos a mejores precios, mayor calidad, menos preservantes y, para estar a disposición del público, rigurosamente han pasado muchos controles estatales hasta llegar a las estanterías.

Lo que no sucede en la mayoría de ciudades de Ecuador, donde acudimos a los mercados tradicionales y somos felices porque comemos de “la mata a la olla”, incluidos todos los químicos, insecticidas y plaguicidas con los que se fumigan alegremente en la mayoría del campo ecuatoriano sin seguir ninguna norma o control estatal.

Al beber el jugo de mora es cuando más se siente el uso descontrolado de químicos en la serranía de Ecuador y comprar una lechuga significa sumergirle en más químicos caseros para que mueran las amebas, por lo que ser vegetariano resulta altamente riesgoso para la salud y religiosamente cada 6 meses hay que desparasitarse para matar toda la fauna que ingresa y se reproduce en nuestros cuerpos. En Portugal no existen remedios para los bichos, porque los alimentos tienen los controles que garantizan la salud de los consumidores. Por cierto, los medicamentos en general cuestan un tercio que en Ecuador y ni hablar de champús, cremas para el cuerpo o jabones líquidos, el galón está alrededor de 3 dólares, en tanto en Ecuador superan los 12 dólares.

La ausencia de controles en los alimentos comercializados, que hace aún más inútil al ministerio de agricultura, a la larga generan costosas y dolorosas enfermedades a toda la población que además debe soportar el desaseo de los locales de comida y las malas prácticas agrícolas, como usar aguas negras para riego de sembríos. El descontrol agrícola en Ecuador es mortal.

El mito de que el pan sale muy bueno en la Sierra y muy malo en la Costa, resultó falso. En Oporto a nivel del mar existe docenas o centenas de panes de excelente calidad y variedad. El pan malo que comemos en Ecuador se debe a la pésima materia prima que importamos y con la cual hacemos panes llenos de aire y levadura a precios cada vez más caros. Acá un pan de excelente calidad, textura, peso y sabor se encuentra desde 11 centavos, valor con el cual en Ecuador no se compra absolutamente nada.

Las pérdidas que han generado los apagones se han trasladado a los alimentos cada vez más caros y más contaminados que tenemos en Ecuador, donde todo lo industrial es extremadamente caro y los productos provenientes del campo, extremadamente contaminados.

Siempre he visto como tratan y embarcan los atados de culantro y perejil que envían a la Costa, por ello cuando me ofrecen “yerbita” para el encebollado, digo: no gracias.

Este contenido ha sido publicado originalmente por EL COMERCIO.

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