(Global).- Hemos fantaseado mucho acerca de intercambiar nuestras casas para pasar las vacaciones. Sobre todo desde que vimos The Holiday y entendimos que eso no implicaba robos ni asesinatos. Cine aparte, esta forma de viajar es segura, económica y perfecta para los que quieren vivir la vida de los otros. Es decir, casi todos. Nuestra experiencia como swingers vacacionales nos permite dar algunos consejos. Aquí van:
NO HAGAS EN LA CASA EN LA QUE TE ALOJES LO QUE NO HACES EN LA TUYA
Aquí podríamos empezar y terminar. Ese es el alfa y el omega de esta modalidad de alojamiento. Nada de tirar pizzas a la piscina de hacerse vestidos con las sábanas ni de usar las bailarinas de Miu Miu de la anfitriona. Nadie que lea esto hace eso, pero por si acaso. Nos entendemos.
LA CONFIANZA
Esta es la base sobre la que se construye la relación entre los que intercambian sus casas. Es intangible e imposible de medir. Al español le cuesta dejar su casa con sus libros, olla express y paquetes de galletas a un desconocido, pero eso está cambiando. No muerden, como mucho, se comen las galletas y hacen un estofado de verduras mientras leen un libro nuestro.
SÍ, ES SEGURO
Pero antes debes recabar información sobre los viajeros. Ahora hay mucha (demasiadas) herramientas para ello. Deja todo atado y bien atado: si el cruce de llaves es en persona o con alguien de confianza, si pueden o no usar el coche o las bicicletas, si deben alimentar a Nora, la gata, etc. Con la información en la mano entran en juego las tripas. ¿Me da buena sensación esta persona? Eso no se busca en Instagram: eso se siente en el estómago.
NO, NO ES GRATIS
O no del todo. Las redes de intercambio de casa exigen una cuota anual, unas mayores y otras irrelevantes. Eso garantiza el compromiso y seriedad de los que la forman. Aparte de eso, sí, es gratis. Dormir durante una semana en un piso de suelo perfecto de una pareja de arquitectos en Copenhague puede ser gratis.
SENTIDO COMÚN A GOGÓ
Guarda las joyas familiares bajo llave o déjaselas a un amigo. Haz un Facetime con tu ¿intercambiador? ¿intercambiante?. Es decir, actúa con sensatez. Eso sí que es gratis.
TODOS QUEREMOS LO QUE NO TENEMOS
¿Por qué alguien que vive junto al Sena en un edificio con chimeneas de mármol puede querer cambiar su casa por una buhardilla de La Latina? Porque sí, porque todos queremos lo que no tenemos. Una vez dadas estas paternalistas (y testadas) recomendaciones falta lo importante. ¿Dónde encuentro ese casoplón en Bali con piscina verde y duchas exteriores por el que voy a cambiar mi casita de Denia?
Es la pionera del intercambio de viajes. Segura, con experiencia y con 60.000 casas en 150 países disponibles. Navegar por ella es soñar con que otras vidas son posibles. Al menos por quince días.
Una de las últimas plataformas en llegar es una de las más atractivas. Se trata de una red de intercambio de casas para diseñadores y artistas visuales…La mala noticia es que no se puede curiosear si no presentas antes tu trabajo. La buena es que queremos ir a todas las casas. Nos haríamos artistas sólo para poder ser parte de ella.
Aquí la fórmula va un paso más allá. Es más que un intercambio de casas un intercambio de noches. . Uno aloja a otros miembros y gana puntos para gastar cuando quiera en el resto de las casas. No necesita ser simultáneo ni siquiera deben ser las mismas personas: yo puedo ofrecer mi casa de Madrid y el intercambio lo puede disfrutar mi hermana. Además, tiene un acuerdo con AXA que cubre desperfectos. Perfecto para reticentes. Más práctica, imposible. (traveler.es)