(Colombia).- Se trata de un artículo de 17 páginas que muestra lo mejor de las experiencias únicas que ofrece la capital de Antioquia. Salió a la venta la edición del mes de febrero de la revista Condé Nast Traveler, que lleva en portada a la actriz Juana Acosta que sonríe desde la ventana de un chiva (autobús típico) colorida en Medellín. La publicación, referente mundial del periodismo de viajes, dedica un reportaje de 17 páginas, con el título ‘Juana Acosta en Medellín, la vanguardia de Colombia’, firmado por la periodista hispano-colombiana, Sara Morillo, con fotografías del periodista francés, Nills Schlebusch, y estilismo del canario, Andrés Acosta.
Juana Acosta estuvo de visita en Medellín y Guatapé en el mes de octubre en un viaje organizado por PROCOLOMBIA para vivir las experiencias de ‘Colombia es Realismo Mágico’. La actriz, que actualmente protagoniza una de las series de mayor rating en España (‘Velvet’), compartió sus impresiones de la ciudad durante el shooting a través de su cuenta de Instagram.
La publicación destaca el clima de tranquilidad que se respira en la ciudad, el desarrollo urbanístico de la capital antioqueña y su oferta cultural y gastronómica. El escritor Héctor Abad, el chef Juan Manuel Barrientos, el diseñador Juan Carlos Obando y las diseñadoras de Pajarolimón, también protagonizan este reportaje que pone de relieve la riqueza y la creatividad de los colombianos. Traveler destaca también a Medellín como referente de la moda en América Latina, como centro de negocios y escenario de congresos y convenciones.
“España es el noveno emisor de viajeros internacionales hacia Colombia. Entre enero y noviembre de 2014, llegaron más de 82 mil españoles para conocer las experiencias del realismo mágico y que reportaron a Bogotá, Antioquia, Valle, Bolívar y Risaralda como sus principales destinos en el país” afirmó la presidenta de ProColombia, María Claudia Lacouture.
Así comienza Sara Morillo su reportaje: “Empecemos por el final: Medellín me mata. De amor, con la hermosa intensidad de los amantes que no miran atrás. Sin florituras y con sus flores. Desde las alturas y sin levantar los pies de la tierra. Es a partes iguales refinada y ‘parrandera’, que diría un paisa. La sutileza del acento antioqueño, su contagiosa vida nocturna y esa euforia, más propia de los que van un paso por delante, se manifiestan en su máximo esplendor. Esto es precisamente lo que sucede cuando uno experimenta el conjuro de un país que siente como patria”.