jueves, septiembre 19, 2024
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PERSPECTIVAS TURISTICAS 2021

Por Guido Calderón

 

La velocidad era el sinónimo del éxito en los negocios. Cuan más rápido y con más personas llenábamos un hotel, era el modelo triunfador. Encogimos habitaciones, las llenamos de literas, vestimos el hacinamiento como socialización, los gentíos dominaron aeropuertos y cruceros; conciertos o romerías, daba igual, rompimos records de masas amaestradas. Inflar cifras fue un acto de decoro ministerial.

 

La paz, el recogimiento, el contacto íntimo con la naturaleza, el vivir y sentir con calma, eran ofertas aparatosas para gente excéntrica, rara.

 

Esta autopista turística con los millennials de pilotos preferidos, tuvo un frenón sísmico con cambios épicos. Fallaron todos los pronósticos, la incertidumbre dominará el 2021 en todo el planeta, pero en Ecuador será abrumadora.

 

Funcionarios que salen aruñando hasta el último sueldo, nostálgicos por la coima y el negociado; en mayo entregarán un país por acoplar; roto en pedacitos por políticos que crecen en el caos y la indigencia emocional que siembran, ofreciendo al iluso, que el gobierno le regalará dinero, cuando no han podido dar préstamos para salvar negocios y fuentes de empleo.

 

El turismo no fue prioridad en los últimos 14 años, solo marketing político ataviado con paisajes cada vez menos verdes y más sucios. Se les quitó a las ciudades, el derecho a diseñar y modelar su propuesta turística, que de la amabilidad y paisajismo decantó en motel y trago. Se estandarizó el pésimo servicio y se alentó la informalidad, repartiendo alegremente permisos de funcionamiento de espaldas al ministerio de turismo, que no nos defendió de los brutales intermediarios digitales.

 

El verduguillo a la hotelería formal: las restricciones a los dos feriados de fin de año. Muchos hoteles refaccionaron y se estoquearon, para recibir a turistas diluidos en una ola de cancelaciones.

 

Lo alentador para el 2021, la altiva necesidad de los ecuatorianos por reencontrase con la naturaleza. Lo que era esnobista ahora es lo más demandado, pero si antes era difícil decidir dónde hospedarse, ahora es titánico reservar en una selva digital con estafadores que trucan las fotos, ladrones que venden hoteles inexistentes, o depredadores que, en una cena te hacen firmar contratos por miles de dólares que jamás usarás.

 

Las restricciones alientan vacacionar de la vida citadina. Sacar los niños a un balneario no es diversión sino sanidad emocional. Llevar al campo al abuelo es casi cumplirle su último deseo; pero no sabemos cuántos hoteles hemos sobrevivido, las quiebras publicadas son de los grandes, que apenas es el 5% de la oferta nacional, el otro 95% es hotelería familiar a la deriva. ¿Quién está activado y quién cerró definitivamente? No tienen el valor para contar los cadáveres.

 

Tumbar paredes, ampliar, implementar sistemas de recambio de aire en forma natural o mecánica, digitalizar las nuevas propuestas, será la tendencia y ojalá la salvación.

ARTICULO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL COMERCIO DE ECUADOR. https://www.elcomercio.com/opinion/columnista-elcomercio-opinion-perspectivas-turisticas.html

 

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