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Su tamaño reducido y su astucia política han permitido que este pequeño país lleve casi 2.000 años siendo la “república serenísima”.
¿Cuál es el país más antiguo del mundo? Depende de a quién le preguntes, lo más probable es que recibas un amplio abanico de respuestas. Seguro que habrá quien diga China o Grecia, países en los que puedes visitar ciudades antiguas que datan de 2.000, 3.000 y hasta 5.000 años antes de Cristo. Pero las fronteras y las culturas siempre han cambiado (y seguirán cambiando) a lo largo de la historia, y, por tanto, las naciones que conocemos hoy en día son en realidad bastante jóvenes.
Por ejemplo: la Rusia actual nació de la disolución de la Unión Soviética en 1991; su constitución actual solo tiene 20 años. El Irán moderno (oficialmente, la República Islámica de Irán) celebra su 45º aniversario el año que viene: no se convirtió en república hasta 1979, tras la Revolución iraní. Y sí, puede que Roma se fundara en el 753 a.C., pero la República de Italia que conocemos hoy solo tiene unos 60 años: se fundó en 1946, tras un referéndum nacional que sustituyó la monarquía de lo que una vez fue el Reino de Italia por una república. La República Popular China se proclamó en 1949, y la Grecia moderna, que es oficialmente la tercera República Helénica, empezó en 1974, tras la abolición de la monarquía.
Las naciones del mundo van y vienen, pero San Marino, un pequeño enclave en medio de Italia, ha capeado el paso del tiempo desde el año 301 gracias a su tamaño reducido y su astucia política. ¿Quieres saber más? Más abajo encontrarás una pequeña lección introductoria para conocer San Marino, la “serenísima” y diminuta república que ostenta el título al país más antiguo del mundo.
San Marino, el país más antiguo del mundo
Si nunca antes habías oído hablar de San Marino, no nos extraña, ya que es el tercer país más pequeño del mundo, con una extensión de unos 62 km2: más grande que el Vaticano y Mónaco, los dos países más pequeños del mundo en extensión, ambos de 2,5 km2, pero más pequeño que Liechtenstein y Washington D.C. Es un país autónomo ubicado en la Italia central, flanqueado por las regiones italianas de Emilia-Romaña y Las Marcas. La frontera occidental del país está a solo 20 minutos en coche de la ciudad costera de Rímini, frente al mar Adriático. También puedes hacer una excursión a San Marino desde Boloña, que está a menos de dos horas por carretera.
En el centro de San Marino se alza el imponente monte Titano, con tres torres medievales coronando sus picos más altos: Cesta, en el punto más alto de la montaña; Montale, en el pico más pequeño, y Guaita, la fortaleza más antigua de las tres y puede que la más famosa y fotografiada. En las laderas occidentales de monte Titano encontramos la ciudad amurallada de San Marino, capital de la nación. El casco histórico, así como el propio monte Titano, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2008.
La historia de San Marino
No es difícil adivinar el origen etimológico de nombre de este país: San Marino fue bautizada en honor del diácono del mismo nombre, que originalmente era un cantero procedente de la isla de Rab (territorio de la actual Croacia). Él y otros cristianos huyeron de la persecución religiosa del Imperio Romano y se asentaron en el monte Titano, donde construyó una iglesia en torno a la cual creció la comunidad que acabaría convirtiéndose en San Marino. La fecha oficial de fundación del país es el 3 de septiembre del año 301 d.C.
A lo largo de los años, San Marino ha mantenido su soberanía gracias a su aislamiento y a su paisaje montañoso y bien fortificado. Sus maniobras políticas también han tenido su importancia para mantener una independencia relativa: en la Edad Media, cuando la familia Malatesta, gobernantes de Rímini, invadieron el territorio de San Marino, su población recibió la protección de los Montefeltro, familia rival de la vecina Urbino. En el siglo XVIII, Napoleón reconoció la independencia de San Marino durante su campaña en la península itálica y, de hecho, ofreció una expansión de territorio. Y en el siglo XIX, San Marino ofreció asilo a los revolucionarios que habían formado parte o habían sido simpatizantes del movimiento de Unificación italiana, entre ellos Giuseppe Garibaldi; poco después, la nueva nación de Italia confirmó la independencia de San Marino con un tratado de amistad firmado en 1862.
San Marino se asemeja con Suiza en su tamaño comparativamente reducido, en las montañas que lo aíslan y en su habitual política de neutralidad. Casi dos mil años de relativa estabilidad han otorgado al país el nombre de Serenísima República de San Marino. Si te ha gustado lo que has leído y quieres conocer de cerca los secretos del país más antiguo del mundo, te contamos todo lo que necesitas saber para moverte por San Marino.
Cómo llegar y moverse por San Marino
A primera vista, San Marino no se diferencia de cualquier otra localidad de la península italiana. Sus principales productos de agricultura son el vino y el queso; su lengua oficial es el italiano; su moneda, el euro; los visitantes pueden atravesar las fronteras italosanmarinensas con libertad y sin necesidad de papeleo. Dicho esto, el país tiene una historia y cultura únicas que pueden encontrarse y vivirse si prestamos más atención.
Aunque San Marino no forma parte ni de la Unión Europea ni de la Zona Euro, ha adoptado la moneda única como divisa. Los coleccionistas buscan con avidez monedas con los diseños de San Marino en el lado nacional, y podrás encontrar lugares en los que intercambiarlas, sobre todo en tiendas de recuerdos. Otra cosa que puedes coleccionar mientras estés aquí son los sellos del pasaporte: dado que San Marino es un país de interior sin aeropuerto ni estación de tren (los más cercanos son los de Rímini), las únicas formas de entrar al país es por tierra desde Italia, en coche o autobús. Y, dado que Italia tiene fronteras abiertas con San Marino, los sellos de pasaporte sanmarinenses no tienen ningún uso oficial, pero son un souvenir curioso que puedes comprar en las oficinas de turismo locales.
El idioma de San Marino
La influencia de Italia se hace patente en el idioma de San Marino, ya que su lengua oficial es el italiano, pero entre sus 47.000 habitantes actuales, en torno al 83% habla sanmarinense, una variedad de dialecto romañol que históricamente se hablaba en la región de Emilia-Romaña. Lo utilizan sobre todo los ancianos de la zona y está clasificado como idioma amenazado: a menos que se tomen medidas de conservación y educación el sanmarinense podría extinguirse para 2040. Si decides visitar San Marino, saca a relucir tu mejor italiano (que no falten los buongiorno, los per favore y los grazie), pero, si te animas, hace poco se ha publicado un diccionario italiano-sanmarinense. Lanzarte con alguna que otra frase podría arrancarle una sonrisa a algún abuelito.
Qué ver en San Marino
Puedes ver San Marino en un día, aunque por supuesto que te recomendamos quedarte a pasar la noche si puedes. El turismo del país gira en torno a la Ciudad de San Marino, donde puedes encontrar la mayoría de restaurantes, cafeterías, hoteles y tiendas enfocadas a turistas. Para una vista exhaustiva del país y del mar Adriático, toma el funicular que remonta el monte Titano y conecta el municipio sanmarinense de Borgo Maggiore con el centro histórico de la ciudad. Allí puedes visitar el Palazzo Pubblico de la Piazza della Libertà, nombres muy acordes con el espíritu de la república serenísima. Las vistas desde la plaza quitan el aliento: colinas verdes hasta donde alcanza la vista y banderas de San Marino ondeando en el viento, mostrando con orgullo sus bandas de azul claro y blanco que representan la paz y la libertad. El Palazzo también es precioso, pero lo más interesante es ver la ceremonia del cambio de la guardia, la Guardie di Rocca, que llevan sus distintivos uniformes verdes y rojos mientras patrullan las fronteras nacionales.
Desde el centro de la capital puedes visitar con comodidad las tres torres de San Marino, conectadas por un camino peatonal con vistas panorámicas del país. El público solo puede ver el interior de Guaida y Cesta, pero puedes tomar fotografías del exterior de Montale. Aquí tampoco faltan museos, como corresponde a un país con casi 2.000 años de vida: visita la Galería Nacional de San Marino (donde se exhibe arte contemporáneo creado a partir de los años 50), el Museo de Armas Antiguas (que muestra cómo han cambiado el armamento y las corazas a lo largo de la historia) y el Museo de Sellos y Monedas (que no necesita más explicación).
Qué comer en San Marino
El panorama gastronómico de San Marino nos resulta familiar a primera vista, dada su profunda conexión con Italia. Además de en sus pequeñas industrias del vino y el queso, San Marino está bien representada en el plato… de una forma bastante literal. Dos de sus postres icónicos, la Torta Tre Monte y la Torta Titano, son tartas de avellana, chocolate y crema inspiradas en las tres torres de San Marino y el Monte Titano respectivamente. Dicho esto, gran parte de la cocina sanmarinense tiene una fuerte influencia de la región italiana de Emilia-Romaña: la piada sanmarinense, un pan plano relleno, tiene una gran semejanza con la piadina italiana; de hecho, en los menús de San Marino verás los términos piada y piadina, o sus plurales piade y piadine, usados indistintamente.
En materia de dónde comer, los mejores restaurantes de San Marino ofrecen, para acompañar la cocina local, unas vistas arrebatadoras del paisaje circundante. Ristorante Spingarda mira al lado occidental de San Marino, con suaves colinas que se pierden en el horizonte; el restaurante se enorgullece de su cocina de kilómetro cero y de usar solo productos como el trigo, la leche y el vino de San Marino o de sus territorios colindantes. Respecto al ocio, en Guaita te divertirás hasta bien entrada la noche, ya que su extenso menú de piadine es el acompañamiento perfecto para la música y los DJs. Pero si tu estancia en San Marino va a ser una escapadita fugaz, los piadine del local de comida para llevar Strapizzati son una opción caliente, rápida y recién hecha. Cuando estés volviendo a Rímini, haz una parada en Antica Enoteca Guilianelli, en Dogana, justo en la frontera con Italia, donde podrás comprar vino y otros productos alimenticios, entre ellos una Torta Tre Monti, para casa.
Dónde dormir en San Marino
La mayoría de turistas vienen a San Marino a pasar el día, lo que hace que el horario diurno de la ciudad sea activo y animado. Pero si reservas un hotel, aunque solo sea una noche, podrás aprovechar el tiempo al máximo sin correr, haciendo senderismo hasta las torres del monte Titano, subiendo las colinas de la ciudad y comiendo toda la comida sanmarinense posible, y tendrás siempre el hotel bien cerca. La Ciudad de San Marino tiene un número muy respetable de opciones, como el Hotel Titano, en la misma Piazza della Libertà. También tienes el Grand Hotel San Marino al final de la calle, con un restaurante, L’Arengo, abierto para comidas y cenas y bien pertrechado de estupendos vinos sanmarinenses.