sábado, octubre 12, 2024
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La escalera al cielo de Madeira – Portugal: una experiencia de altura

Subir hasta el Pico del Areeiro es un recorrido por el techo de la isla que te dejará sin palabras.

JOSÉ MIGUEL BARRANTES MARTÍN

Aterrizamos en la isla portuguesa para adentrarnos hacia su interior en busca de los picos más altos de este territorio volcánico macaronésico, donde una impresionante ruta (y una escalera) nos conducirá al cielo de Madeira entre crestas para regalarnos una experiencia y unas vistas irrepetibles.

Una espectacular ruta a nuestro alcance

Situado a menos de veinte kilómetros de Funchal, la capital de Madeira, el Pico del Areeiro se muestra imponente como una de las elevaciones más prominentes sobre el nivel del mar de toda la isla. Allí, la inconfundible silueta de la cúpula de la estación de radar que se emplaza en su cima nos señala el inicio de un sendero excepcional. Se trata de la PR1, un sensacional recorrido entre crestas de basalto que nos guía hacia el techo de Madeira, el emblemático Pico Ruivo, con 1862 metros de altitud.

El que es, además, el tercer punto más alto de Portugal, nos aguarda a no mucha distancia partiendo desde el Pico del Areeiro –es posible acceder igualmente desde la Achada do Teixeira. Un amplio aparcamiento habilitado junto a la estación –la subida hasta aquí es uno de los planes más populares de la isla– permite llegar en vehículo hasta arriba reservando fuerzas para caminar posteriormente por la vereda, que podemos afrontar en su totalidad o simplemente llegar a alguno de los miradores intermedios para contemplar las excelentes vistas.

El sendero al mirador de Ninho da Manta Madeira.
El sendero al mirador de Ninho da Manta.

La ruta parte desde los 1818 metros de altitud del Pico del Areeiro. A poca distancia, para aquellas personas que no desean realizar todo el recorrido, se encuentra el mirador del Juncal, algo menos impresionante que otros del sendero pero que ofrece igualmente unas vistas panorámicas magníficas.

Mientras, en la vereda que viene desde Ribeiro Frio y pasa por el Pico del Areeiro hacia Pico Ruivo, la orografía se muestra rápidamente imponente, limitando la ruta a un camino del que es imposible perderse. Pronto aparece el mirador de Ninho da Manta, en un desvío que conduce hasta él a una escasa centena de metros. Merece mucho la pena este pequeño sobreesfuerzo pues las vistas son grandiosas.

Desde las barandillas de madera que protegen el perímetro del mirador para evitar caídas los relieves se muestran colosales ante nuestros ojos, al tiempo que podemos observar claramente la distancia recorrida desde el punto de partida al aparecer a nuestra derecha la visión de la cúpula de la estación de radar.

La “Escalera al cielo” de Madeira

Aún con las maravillosas vistas en nuestras retinas volvemos a la vereda principal para abordar, a muy poca distancia, uno de los lugares más espectaculares de la ruta. Es aquí donde sentimos verdaderamente la sensación de andar entre crestas y nos sumergimos de lleno en la experiencia de caminar por el techo de Madeira.

Llegamos hasta otro mirador, el de Pedra Rija, del que pronto podemos confirmar el motivo de su nombre. Allí, en otro punto excepcional, es donde se sitúa la empinada escalinata que se eleva hasta lo alto de un saliente rocoso como si apuntara hacia el cielo. Uno de los puntos más llamativos y fotografiados de Madeira que nos sirve de atalaya para admirar en toda su inmensidad los más altos picos de la isla y el valle donde se asienta la popular población de Curral das Freiras.

La escalera al cielo de Madeira.
La escalera al cielo de Madeira.

Reanudando la marcha desde Pedra Rija, entre subidas y bajadas, aparece a un nivel inferior el curioso y siempre atractivo paso del túnel del Pico del Gato, atravesando la roca mientras dejamos a nuestros pies profundos barrancos y ponemos el foco en continuar nuestra travesía con el Pico Ruivo en mente, con permiso del Pico das Torres, que se eleva ante nosotros entre ambos.

Finalmente, el Pico Ruivo, con su monolito indicando que hemos llegado al punto culminante de la isla de Madeira. Una superficie plana empedrada hace las veces de mirador y ofrece un lugar de descanso tras la caminata. Las vistas desde aquí son increíbles y podemos alcanzar a ver el océano a ambos lados al fondo.

Vista desde Pico do Areeiro Madeira.
La vista desde Pico do Areeiro, Madeira.
El benigno clima de Madeira permite llegar hasta estas alturas en buenas condiciones, aunque es cierto que es habitual encontrarse un mar de nubes por debajo que impiden las vistas más profundas hacia los valles, si bien el espectáculo es completamente hechizante. Como es de suponer, los amaneceres y los atardeceres son de cuento desde cualquiera de los miradores que nos vamos topando en la vereda, haciendo de esta ruta uno de los planes imprescindibles si viajamos a esta isla portuguesa.
Publicado en CONDÉ NAST TRAVELER.

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