sábado, octubre 12, 2024
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Qué ver en Viena – Austria, la capital de la música y el modernismo

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Majestuosa como pocas y hermosa a más no poder, la capital austríaca rebosa de excusas por las que entregarnos a sus bondades. Y aquí te contamos todo lo que tienes que hacer para disfrutarla.

Do, re, mi… Hora de ir entonando

Ni se te ocurra no incluir en tu equipaje algún modelito algo más especial, porque este plan deberás de haberlo organizado con cierto tiempo de antelación: una noche en la Ópera Nacional de Viena es algo que todo ser viviente debería experimentar alguna vez en su vida. Aunque, si por lo que sea te has quedado sin entradas, no temas: cada día, 80 minutos antes de que arranque la función, puedes acudir en persona a la taquilla porque sale a la venta un número determinado de tickets a mucho menor precio para poder ver la función en el gallinero… De pie, eso sí.

Ópera Estatal de Viena.

Pero hablemos del edificio, que también podrás visitar en horario diurno si acaso no te animas con unas horas de arte musical. Levantado a finales del siglo XIX, supuso el primer gran icono monumental de la entonces renovada Ringstrasse, la avenida que rodea el centro histórico por el mismo lugar por el que, en el pasado, estuvo la muralla que lo protegía. Es la Ópera un coloso rebosante de glamur construido en un estilo neorrenacentista que te embaucará desde el primer instante.

Para seguir empapándote de música, visita el Musikverein y conoce cada una de las curiosidades de sus diversas salas de concierto. Si tienes la oportunidad, asiste a uno en la Sala Dorada, considerada de las que mejor acústica tienen del mundo y en la que cada 1 de enero tiene lugar el Concierto de Año Nuevo.

Musikverein Viena Austria.

Pero la oferta es amplia: Viena cuenta con más de 120 escenarios en los que disfrutar, a diario, de música clásica. Para hacer un repaso completo a su historia, anímate y acércate a La Casa de la Música, un museo interactivo, didáctico y muy divertido que se despliega a lo largo de cinco plantas. O, incluso, prueba a hacer con una ruta temática sobre algún famoso compositor por la ciudad: Beethoven, por ejemplo, cuenta con la suya.

Una de museos

O dos, o tres… Porque si de algo puede presumir la capital austríaca, es de no escatimar en templos a la cultura en los que mostrar su gran riqueza patrimonial al mundo. Fruto de un imperio que acumuló mucho más arte del que uno pueda imaginar, hoy algunos de sus museos, como La Albertina, suponen un auténtico viaje en el tiempo a través de piezas únicas: hablamos de más de un millón de grabados y alrededor de 60 mil dibujos. Nombres como Durero, Rubens, Renoir o Picasso decoran las paredes de un museo que ocupa parte del Palacio Imperial, el que supuso la mayor residencia de los Habsburgo.

Viena en 48 horas escalinata del museo Albertina Modern.

Acércate hasta el MQ —Museums Quartier— situado donde en el pasado estuvieron las caballerizas imperiales, y adéntrate en el edificio de corte vanguardista del Leopolds Museum para empaparte de todo lo relativo al modernismo austríaco. Junto a él, el mumok aborda el arte moderno y contemporáneo.  Piérdete por los salones y pasillos del Kunsthistorisches Museum en busca de Bruegel, Vermeer, Rembrandt o Velázquez, o ve hasta el Naturhistorisches Museum a contemplar algunos de los más de 30 millones de objetos con los que cuenta.

Si te apetece disfrutar a lo grande venerando todo lo que tiene que ver con el diseño —y créenos, en Viena, eso es mucho—, tu lugar es el MAK, el Museo de las Artes Aplicadas de Viena. Disfrutarás como el que más.

MAK de Viena

La Catedral, un símbolo vienés

No hará falta que te acerques hasta ella: su imponente torre de 136 metros de altura ya te sorprenderá desde la distancia cuando la veas aparecer desde cualquier punto de la ciudad entre sus tejados. Es más: quizás incluso sientas entonces la tentación de caminar hasta Stephansdom, la animada plaza en la que se encuentra, sumergirte en su historia escudriñando sus entrañas y admirar la panorámica vienesa tras subir los 346 escalones que llevan hasta la cima de su torre sur.

Catedral de San Esteban Viena
El templo religioso vienés por antonomasia es uno de los mejores ejemplos —y más antiguos— de arquitectura gótica de Austria, aunque fue destruido en gran parte durante la II Guerra Mundial. Consiguieron levantarlo de nuevo gracias a la ayuda financiera del resto de provincias austríacas, de ahí su valor a nivel nacional. El mosaico dibujado sobre su tejado representa el águila imperial de dos cabezas, además del escudo de armas de Viena.

Palacios por doquier

Ya hemos mencionado más arriba que al carácter imperial de Viena se encuentra reflejado en muchísimos aspectos de la ciudad. Y, por supuesto, sus majestuosos palacios son uno de ellos. ¿La lista? Tan extensa como variada, te dará para toda una jornada sintiéndote la mismísima Sisí Emperatriz —o Francisco José, dado el caso—. Empezando por el Palacio Imperial de Hofburg, uno de los mayores complejos palaciegos del mundo y hogar de los Habsburgo hasta 1918. En la actualidad, es sede del presidente austríaco y sus diversos edificios alojan espacios como los apartamentos reales, algún que otro museo o la Biblioteca Nacional.

Palacio Imperial de Hofburg Viena Austria.

Acuérdate del Palacio Belvedere, compuesto por dos elegantes edificios conectados por un exuberante jardín colmado de flores: en su interior, el arte austríaco es el que toma las riendas. De hecho, aquí podrás ver en primera persona el icónico El Beso de Klimt.

Algo más a las afueras de la ciudad, Schonbrunn fue el lugar de retiro veraniego de emperadores. Solo por pasear por sus 45 esplendorosos salones visitables —en total, cuenta con 1441, ahí es nada—, en los que el lujo abraza cada pequeño rincón, habrá merecido la pena la escapada. Además, gozarás de lo lindo al recorrer sus increíbles jardines de inspiración versallesca.

Vista frontal del Palacio de Schönbrunn en Viena

El Prater: llegó la diversión

Dejamos atrás las excusas más monumentales —que, ojo, son muchas y muy justificadas— para dar paso al ocio más puro. Y es que, ¿acaso puede haber algo más tentador en una ciudad, que contar con un enorme parque de atracciones en su centro urbano? El Prater, pulmón verde y uno de los parques más deslumbrantes de la capital austríaca, ha sido el corazón palpitante de la vida vienesa desde hace más de un siglo: ahí está su mítica noria, sobresaliendo entre la exuberante vegetación del espacio, para corroborarlo. No en vano, lleva girando sobre el skyline de la ciudad desde 1897.

Prater pulmón verde en Viena.

Los 6 km2 que ocupa el parque constituyeron el coto de caza real durante tiempos imperiales, hasta que, en 1766, el emperador decidió donarlo a la ciudad. ¿Esto que quiere decir? Que lo del pulmón no es algo que digamos en vano: la riqueza paisajística del espacio, colmado de castañares que, cuando florecen, atraen a miles de visitantes, es abrumadora.

La Secesión: muchas gracias, Klimt

Posiblemente lo veas en numerosas ocasiones cuando andes yendo y viniendo por las calles de la ciudad: el enigmático edificio, coronado con una cúpula de hojas doradas, supone uno de los mayores ejemplos de modernismo vienés. De hecho, fue ideado como sede del propio movimiento: diseñado por el arquitecto Joseph Maria Olbrich a finales del siglo XIX, se construyó a conciencia como lugar de exposiciones para todos aquellos artistas liderados, en parte, por Gustav Klimt, que decidieron salirse de la conservadora Künstlerhaus para fundar su propia unión de artistas. Hoy en su interior se exponen obras de arte contemporáneo.

La Secesión Viena Austria.

Leopoldstadt, el place to be vienés

Vale que cada vez proliferan más los barrios marcados por un claro estilo alternativo y desenfadado en la mayoría de las capitales europeas. Y, aunque el diseño y los proyectos rompedores se hallan presentes en muchos rincones de Viena, hay un barrio que no puede faltar en tu periplo: Leopoldstadt, antiguo gueto judío, se halla al otro lado del Danubio y representa uno de los rincones más cool de la ciudad.

Leopoldstadt antiguo gueto judío.

Aquí lo suyo será que pasees sin expectativas por Templegasse, su espina dorsal, y calles aledañas. Déjate sorprender por sus populares mercados al aire libre, sus restaurantes más vanguardistas —ahí están o.m.k. o Ramasuri— y cafeterías especializadas en brunchs —Ansari es una de ellas—. Adéntrate en sus tiendas de moda y diseño como Song o en el resplandeciente Nestroyhof, un teatro de estilo art déco del siglo XIX. Si quieres añadir un toquecillo más clásico, deja hueco para una visita a la antigua casa de Strauss: la música clásica, como siempre, está a cada vuelta de esquina.

Viena de colores: oda a la creatividad

Tendrás que acercarte hasta el distrito 3 de la ciudad, más en concreto a los números 37 y 39 de Kegelgasse, para admirar una de las fachadas más instagrameables de Viena. Se trata de la Casa Hundertwasser, un proyecto artístico y arquitectónico nacido de la inspiración de Friedrich Stowasser que se construyó entre los años 1983 y 1985. El artista propuso que, en este edificio de viviendas, cada vecino decorara a su manera su parcela de ventana, de manera que cada rincón está colmado de coloridos azulejos, árboles y plantas, creando un auténtico oasis verde en plena ciudad.

Casa Hundertwasser Vienna Austria.

Sin embargo, no es el único lugar relacionado con Stowasser que causa interés a los visitantes: la Kunst Haus Wien fue otro de sus proyectos, una antigua fábrica de madera curvada Thonet que remodeló y dotó de ese estilo que tanto le caracterizaba. En él volcó toda sus inquietudes, no solo artísticas, sino también ecológicas. Hoy convertido en museo —las dos últimas plantas albergan una exposición sobre la obra del artista—, el edificio cuenta con elementos irregulares en el que apenas existen las esquinas pero sí mucho vidrio, ladrillo, madera y baldosas cerámicas de colores.

Kunst Haus Wien Viena Austria.
Publicado en CONDÉ NAST TRAVELER.

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