Aguas turquesas, bosques salvajes y estampas que parecen de otro mundo. Bienvenidos a unos chapuzones que serán inolvidables.
POR PILAR VIÑAS, CYNTHIA MARTÍN Y MARTA SAHELICES
Difícil resulta escoger las mejores calas de Menorca. Sus aguas turquesas, bosques salvajes y estampas de otro mundo hacen del litoral menorquín un verdadero paraíso para recorrer una vez y otra, y otra, y otra. Menorca, declarada Reserva de Biosfera en 1993 por la Unesco, guarda verdaderos tesoros, algunos más saturados que otros en temporada alta. Aún así, la postal de muchas de sus calas es única. Y nunca nos cansamos de verla.
Son Saura
Cerca de la anterior espera esta playa virgen y muy extensa que se convierte en un excelente paraje natural para desconectar. Tiene un aparcamiento cercano y la playa es de fácil acceso, para poder ir con toda la familia.
Es Caló Blanc
De roca, acogedora y con el agua más cristalina de la isla. Lo que más nos gusta es que es casi todavía un secreto. Se encuentra cerca de Binibeca y parece un rincón sacado de una película en el que poder pegar un salto desde las rocas y zambullirnos en un baño de ensueño.
Con sus apenas cinco o seis metros de ancho, es la playa más pequeña de la isla. Lógico resulta que en la propia cala no dispongamos de servicio alguno (perfecto para que nada nos moleste), pero nada más subir por sus escaleras encontraremos un aparcamiento y, a pocos minutos, bares y tiendas en el ya agitado pueblo de Binibeca.
Cala Turqueta
La imagen ya habla por sí sola. Una playa de arena, aguas turquesas y un verde que lo protege todo. Situada al sur de la isla, cerca de Mahón, cala Turqueta es para entregarse al dolce far niente, expresión italiana que nos viene como añillo al dedo (aunque esta vez, con sabor salado). Eso sí, en temporada alta suele estar muy concurrida.
Macarella y Macarelleta
En el listado de las mejores calas de Menorca no podían faltar ellas. Entre montes, pinares, acantilados y bosques, esperan Macarella y su hermana vecina, más pequeña, Macarelleta, convertidas en la postal más mostrada de la isla. Y aunque en temporada alta estén abarrotadas, tanto de toallas en la arena como de barcos en sus mágicas aguas, la belleza que emanan hacen que sea imposible dejarlas fuera de esta selección.
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Cala Mitjana y Mitjaneta
Vecinas de las anteriores, Mitjana y Mitjaneta conforman una pequeña y asombrosa bahía natural en el suroeste de la isla, donde veremos a más de uno saltar desde uno de sus acantilados. Su mezcla de mar y montaña es la ecuación perfecta. Un consejo: una de las estampas más bonitas ocurre nada más entrar, desde Mitjaneta. ¡Obligatorio echarnos una foto desde el árbol para guardar ese momento para siempre!
Cala Pregonda
Saltamos al norte de la isla, donde el paraje cambia por completo. Haciéndonos sentir como en Marte, sin duda cala Pregonda es la joya de esta parte de Menorca donde embadurnarnos de arcilla con su arena casi roja. Hay un buen paseo para llegar, pero el propio camino en sí es un sinfín de bonitas estampas que tienen su recompensa al final de una amplia playa, mucho menos abarrotada que el sur. No olvides tus gafas de buceo.
Platja de Cavallería
Algo más accesible que la anterior, el Cap de Cavallería tiene una playa que está dividida en dos: una parte es más tranquila y calmada, la otra más salvaje y extensa, con gran oleaje, por lo que es también lugar de encuentro de surfistas. Esta zona es famosa también por el peculiar faro de Cavallería, que se encuentra en el punto más septentrional de la isla, por lo que cuenta con unas vistas espectaculares.
Cala Roja
La cala que se encuentra justo al lado de Cala Cavallería, unida por unas escaleras que que cortan en dos la playa, es cala Roja. Los isleños afirman que desde aquí se ve uno de los mejores atardeceres de la isla. Podemos esperar a verlo embadurnados de barro.
Cala en Brut
Especialmente popular entre las familias y jóvenes, cala en Brut se siente como una piscina natural (y turquesa) en la que nadar sin miedo debido a la seguridad que ofrecen sus aguas tranquilas y protegidas. Situada en la costa oeste de Menorca, cerca de Ciutadella, la distinguirás por las plataformas de roca que la rodean, que funcionan como terrazas donde tomar el sol y lanzarse al mar, convirtiéndola en un lugar ideal para los amantes de los saltos acuáticos.
Cala Pilar
Para terminar la ruta por el norte de Menorca, Cala Pilar se presenta como la alternativa perfecta al ajetreo turístico. Merecerá la pena cruzar el sistema dunar y el bosque para llegar a sus arenas doradas. Es, por cierto, un rincón perfecto para el esnórquel.
Es Talaier
Volviendo al sur, entre cala Turqueta y Son Saura, caminando unos 15 minutos desde la segunda, se llega a esta playa virgen del sur de Ciudadela, con aguas turquesas, arena blanca y dos curiosas ‘bocas’.
Cala Alcaufar
Muy diferente al resto es Alcaufar, flanqueada por roquedales, salpicada por las barquitas del varadero y escoltada por la Cova d’en Putó. Es diminuta, semiurbana (el pueblo homónimo tiene poco más de un centenar de habitantes) y la encontrarás entre punta Prima y punta des Rafalet.
Cala Rafalet
Es su complicado acceso lo que ha mantenido a salvo de masificaciones a la estrechísima cala Rafalet, perfecta para practicar esnórquel debido a sus ricos fondos marinos, hogar de diversas especies. Pero tranquilo, te contamos la manera más fácil de llegar: toma el desvío a la izquierda que hay en la carretera que va en dirección a s’Algar, aparca el coche y camina unos diez minutos por un sendero que discurre entre encinas hasta llegar a este paraíso recóndito. De nada.
Cala Binisafuller
También conocida como Platja de Binisafua, la pequeña Binisafúller es una cala de arena blanca en forma de U en el municipio de Sant Lluis. En ella suelen acabar quienes acuden a Es Caló Blanc y no encuentran arena para plantar la toalla debido a las mareas, pero nosotros creemos que merece ser considerada como una primera opción debido su ambiente encantador, con sus antiguas casitas a pie de mar y las palmeras que nos dan la bienvenida.
Cala Escorxada y cala Binigaus
Junto al pueblo más nuevo de Menorca, Es Migjorn Gran, hay dos calas bellas por igual: Escorxada (de acceso complicado) y Binigaus. La elección la dejamos en tus manos, pero elijas la que elijas no te olvides de acercarte a conocer la cercana Cova des Coloms, escondida en un barranco.
Cala Trebalúger
Hemos dejado el mejor secreto para el final. Gracias a que para llegar hace falta hacer una buena excursión al sol desde cala Mitjana, incluso en épocas veraniegas es posible plantar la toalla en esta cala con un pequeño río que desemboca en el mar sin grandes problemas.
Publicado en CONDÉ NAST TRAVELER.