El viernes 17 de octubre se cumplieron 15 años de la evacuación forzada de la población de Baños, provincia de Tungurahua. Los camiones militares ordenaban por altoparlantes abandonar la ciudad a una población aterrorizada por los vulcanólogos y por una prensa que mezclaba imágenes y videos de erupciones de otros volcanes o de películas de terror telúrico como Volcano. Los siguientes años Baños quedó en el abandono, ningún funcionario estatal de mediano rango puso un pie en la ciudad, satanizada junto a un volcán del cual se vaticinaba una ‘explosión catastrófica’ de terribles consecuencias, al punto que muchas embajadas pusieron un ‘stop’ a Baños, advirtiendo a sus ciudadanos que no vinieran y si lo hacían perdían sus seguros médicos y de vida.
En octubre de 2006 el ingreso a ciudad fue bloqueado por millones de toneladas de flujos piroclásticos. Se debía trasbordar para ingresar. Desde ese entonces la crisis volcánica se tornó en crisis mediática, en los años sucesivos se desinformó, se manipuló, se difundió información falsa, adulterada, no contrastada, sin la menor responsabilidad, modelo periodístico que se aplicó a los 3 a 4 ciclos eruptivos de varios meses, que el volcán ha tenido cada año, hasta 2013, en que la Ley de Comunicación desanimó el linchamiento mediático del volcán.
En 12 años Baños perdió lo mejor de planta turística, quebraron y cambiaron de dueños muchos negocios y perdimos nuestro mayor activo: el personal capacitado para atender al turista, que migró a otras ciudades. Fueron 12 años en que la ciudad fue invisibilizada de los instrumentos de promoción turística estatales. Ninguna ministra se arriesgó a publicitar Baños por el miedo a ser responsable de los miles de muertes que -según los ‘científicos’- el Tungurahua estaba a punto de producir.
Recién a partir de octubre de 2012, que el presidente Rafael Correa durmió en Baños, la ciudad empezó un proceso de recuperación turística, que en las últimas semanas ha motivado a los funcionarios del Mintur a socializar el pago del 1×1.000 para el fondo de ‘Promoción Turística’, lo cual está muy bien, salvo por el detalle que se debe pagar en retroactivo desde 2003, es decir, de todos los años en que Baños fue desaparecido hasta de los mapas.
En víspera del 15ª aniversario de la evacuación, muchos expresaron su extrañeza del porqué no se cobró esta contribución durante tantos años, tal como sí se hizo con el cobro de todos los demás pagos a bancos y servicios básicos, a pesar de haber una ley de reactivación que exoneraba o disminuía sustancialmente los mismos, pero que ninguna autoridad hizo caso. Más de la mitad de la población que tenía negocios turísticos al iniciar el proceso eruptivo ya no está en la ciudad, y los que sobrevivieron a la marginación estatal y la desinformación deben pagar cantidades astronómicas que suman multas e intereses. Nunca el olvido fue tan costoso. (Guido Calderón, TRAFFIC)