(Portugal).- Con el Océano Atlántico como telón de fondo, Lisboa es sin ninguna duda una ciudad de edificios de piedra caliza que se desmigajan, azulejos de colores en las paredes y techos de tejas rojizas. Siendo la capital más antigua del Oeste de Europa, la capital de Portugal tiene un pasado fascinante que se deja ver en la enorme cantidad de monumentos, iglesias opulentas y museos llenos hasta los topes que hay que ver. Por si esto fuera poco, está llena de tiendas, bares y restaurantes en los que degustar buen pescado y marisco. Así que tanto si decides mezclarte con los lisboetas en una de las abarrotadas cafeterías o sencillamente quieres un lugar tranquilo desde el que mirar al mar mientras te tomas una copa de vino, Lisboa te seducirá. Si no sabes por dónde empezar Skyscanner te lo pone fácil. Aquí van las 5 mejores cosas que ver y hacer en Lisboa. ¿Empezamos?
1. Castillo de San Jorge
Del siglo 6, las dieciocho torres del Castillo de San Jorge dominan con elegancia el perfil de la ciudad. Esta fortificación ha sobrevivido a asedios, guerras y a un terremoto y hoy es la atracción turística más popular de Lisboa. Los visitantes pueden descubrir más sobre el interesante pasado de la ciudad en el museo del castillo que está ubicado en el antiguo palacio. O también pueden visitar la Torre de Ulises que hoy alberga una Cámara Oscura con la que podrán disfrutar de vistas de toda la ciudad en tiempo real.
2. Torre de Belem
Uno de los símbolos de Lisboa por excelencia y absolutamente imperdible. La Torre de Belén se construyó a principios del siglo XVI a orillas del río Tajo como una estructura defensiva y también para dar la bienvenida a los viajeros que regresaban de explorar el mundo. Esta joya de la arquitectura portuguesa es una verdadera maravilla y no nos extraña que sea Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Una visita te dejará con ganas de zarpar a lugares exóticos. Justo al lado está el Monumento a los Descubrimientos, un lugar de lo más fotogénico.
3. Elevador de Santa Justa
Pese a tener el aspecto de cualquier prodigio digno de estar en una película de Tim Burton, este ascensor neogótico de hierro forjado podría pasar por alto. Está escondido en una callejuela del corazón comercial de Lisboa y es una de las piezas de arquitectura más interesantes de la ciudad. Su diseño estuvo influenciado por la Torre Eiffel y sirve para conectar el punto más bajo y el más alto de la ciudad. En los antiguos días de los carruajes y los caballos, era una manera excelente de trasladar objetos y personas. Hoy, sin embargo, su mayor atractivo son las vistas panorámicas desde la cima. Una vez arriba, aprovecha para callejear por el bohemio barrio de Chiado, el “Montmartre” lisboeta, y perderte entre las románticas ruinas de la iglesia de Carmo, destruida durante el Gran Terremoto.
4. Alfama
Aléjate de la ruta turística y experimenta el encanto atmosférico del barrio más antiguo de Lisboa. Es un área que da la sensación de haber estado ahí siempre, o casi, con la colada colgando de los balcones de sus edificios coloridos y niños jugando en las calles. En esta vecindad descubrirás algunas iglesias increíbles y casas llenas de azulejos que te quitarán el sentido. El centro histórico de Lisboa es el lugar ideal para alejarte del mundanal ruido y disfrutar de un buen café con un dulce local. Si vas a finales de junio, no te pierdas las celebraciones de las fiestas de San Antonio en sus calles empinadas.
5. Tomar un tranvía
Aunque hay muchas maneras de moverse por Lisboa, ir y no subirse en uno de sus tranvías amarillos históricos es casi un pecado capital. Son una manera excelente de descubrir las principales atracciones de la capital lusa ya que están por todas partes y se atreven incluso con las calles más empinadas. Puestos a elegir, súbete en el que cubre la ruta número 28, que pasa por algunos de los rincones imprescindibles de Lisboa como la Catedral de la Sé. Con el billete de día podrás subir y bajar cuando quieras. (skyscanner.es)